sábado, junio 21, 2025

Riesgos de un incierto panorama económico mundial

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El presidente Trump ha estado implementando de modo arbitrario medidas extremadamente proteccionistas de los mercados de Estados Unidos; por esta razón el Fondo Monetario Internacional (FMI) ahora proyecta que, tras un período de cifras estables, el crecimiento mundial disminuya este año, en un contexto de cambios en las políticas y una creciente incertidumbre global.

Los riesgos se inclinan hacia un deterioro de la situación. La escalada de las tensiones comerciales y la incertidumbre inducida por las políticas implementadas por Trump desde que asumió a principios de este año pueden trabar el crecimiento económico global. Los cambios acelerados y arbitrarios en las políticas comerciales internacionales podrían dar lugar a un endurecimiento de las condiciones financieras y a salidas de capital, que afectarían sobre todo a los mercados emergentes. El diseño de una eficaz política internacional requiere tener presente cuáles son las tendencias del crecimiento económico de las naciones y también cómo están evolucionando los mercados internacionales.

La historia nos dice que desde fines del siglo XVIII, cuando comienza la Revolución Industrial, el liderazgo económico mundial le correspondió al Reino Unido, pero después de la Guerra de Secesión de Estados Unidos este liderazgo se muda de Europa a América del Norte, donde se mantiene durante todo el siglo XX, pero el escenario mundial cambia en este siglo por el liderazgo de China, la gran potencia asiática. Los Estados Unidos eran holgadamente hacia inicios de la década del ochenta la primera economía mundial, con un PBI que era nada menos que el 22 por ciento total del PBI mundial y 10 veces mayor que el de China. Pero en esos años comenzaron las reformas económicas implementadas por Deng, que significaron un abandono del primitivo colectivismo de Mao. Hacia el año 2000 el PBI de Estados Unidos seguía siendo el mayor del mundo, entonces era el triple del de China. Según los últimos datos del FMI, en la actualidad el PBI de China es nada menos que un 33 por ciento mayor que el de Estados Unidos.

La ubicación de las naciones en el escenario económico internacional es hoy muy distinta a la de los años noventa, cuando las denominadas economías avanzadas, que eran las tradicionalmente industrializadas, aportaban nada menos que 65 por ciento del PBI mundial (solamente el G-7 aportaba 52 por ciento). La realidad hoy, en el siglo XXI, es distinta, ya que las economías avanzadas aportan mucho menos que en los años noventa (39 por ciento); por su parte, el G-7 hoy representa apenas el 28 por ciento. En la actualidad las nuevas economías emergentes, lideradas por China e India, ya representan el 61 por ciento del PBI mundial.

El avance de las economías asiáticas, particularmente las de China e India, donde habita la tercera parte de la humanidad, se afianza en los últimos años. Esto influye en el comercio internacional, actividad donde es posible que en un futuro cercano China desplace a Estados Unidos como el primer importador mundial. En el actual escenario internacional, caracterizado, como se ha señalado, por el mayor crecimiento económico y comercial de las naciones emergentes asiáticas, nuestra política exterior no debe tener vaivenes motivados por la superficialidad discursiva de algunas de nuestras posiciones internacionales, bien alejadas del realismo.

Las proyecciones del nivel de actividad económica mundial son hoy bajas, particularmente en los países occidentales, con un crecimiento económico de Estados Unidos este año del 1,8 por ciento, mientras que el crecimiento previsto para Europa es de apenas 0,8 por ciento. Los grandes países asiáticos continuarían liderando el crecimiento económico mundial: China con un 4,2 por ciento y la India con un 6,2 por ciento. Uno de los mayores crecimientos mundiales correspondería este año a nuestro país (5,5 por ciento).

La economía mundial, después de haber experimentado una serie de shocks, parecía haberse estabilizado, con tasas de crecimiento continuo, aunque menores. Pero ahora el contexto global ha cambiado, porque los gobiernos están reordenando las prioridades de las políticas, y la incertidumbre se ha disparado. Los pronósticos de crecimiento mundial han sufrido revisiones a la baja en comparación con las perspectivas de la economía mundial de enero de 2025, en razón de que las tasas arancelarias efectivas se sitúan en niveles no observados en un siglo y del contexto sumamente impredecible. Se prevé que la inflación general mundial ahora disminuya a un ritmo más lento que el previsto en enero.

Los riesgos desfavorables más intensos dominan las perspectivas, en medio de una escalada de las tensiones comerciales y ajustes en los mercados financieros. Las políticas divergentes y en rápida evolución o la caída de la confianza podrían hacer que las condiciones financieras mundiales se contraigan aún más. Un recrudecimiento de la guerra comercial y la incertidumbre en torno a la futura política comercial pueden deteriorar aún más las perspectivas de crecimiento futuro.

No puede ignorarse que el denominador común es que los aranceles constituyen un shock negativo para la oferta de la economía que los impone, ya que los recursos son reasignados a la producción de bienes no competitivos, con la consiguiente pérdida de productividad agregada, menor actividad y costos de producción y precios más altos; al reducir la competencia, los aranceles incrementan el poder de mercado de los productores internos, debilitan los incentivos para la innovación y crean múltiples oportunidades para la búsqueda de rentas oligopólicas. Las Naciones Unidas advierten que el aumento de las tensiones comerciales y la incertidumbre política podrían interrumpir las cadenas de suministro, retrasar las inversiones y alimentar la inestabilidad financiera

Es una buena noticia que, en un año marcado por la escalada de tarifas aplicadas de un lado y otro, China y Estados Unidos hayan acordado una tregua en la guerra comercial, lo que rebaja las tensiones entre las dos superpotencias. Tras el encuentro de alto nivel mantenido en Ginebra (Suiza), Washington y Pekín han decidido recortar de manera sustancial los aranceles mutuos que se habían impuesto desde que el 2 de abril Donald Trump golpeó a China con una primera andanada tarifaria en el llamado “Día de la Liberación”. Estados Unidos reducirá los aranceles sobre los productos chinos del 145% al 30%, mientras que China lo hará sobre las importaciones de productos estadounidenses del 125% al 10%, según señala la declaración conjunta firmada por ambas partes.

En este momento crítico, los países económicamente líderes, en particular Estados Unidos y China, deberían trabajar de manera constructiva para promover un entorno comercial global estable y previsible y para facilitar la cooperación internacional. Esto ayudará a lograr estabilidad económica y prosperidad global.

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