El Banco Central realizó una nueva modificación en las operaciones cambiarias relacionadas con el dólar, todo esto a dos meses de haberse anunciado el fin del cepo.
La institución dirigida por Santiago Bausili agregó un nuevo elemento en la búsqueda por la quita total del cepo cambiario. En esta oportunidad, a partir del 23 de junio, el Central exime a las instituciones bancarias de tener que comunicar con anticipación los movimientos que estas realicen con la moneda estadounidense.
El pasado 19 de junio, el BCRA publicó su Comunicación “A” 8261, la cual dejará sin efecto una norma vigente desde 2019, en donde se les exigía a las entidades financieras enviar al Banco Central, con una anticipación de 48 horas hábiles, el detalle sobre operaciones cambiarias mayores a U$S100.000 que hayan realizado tanto personas como empresas.
La medida, a dos meses del levantamiento del cepo y la puesta en funcionamiento de las bandas cambiarias, continúa con el camino de la desregulación. En este caso, en un contexto donde las reservas no sobran, se les da más margen de maniobra a los actores encargados de absorber las pocas divisas existentes en el Central.
Esta nueva dinámica en las operaciones cambiarias se pondrá en funcionamiento al mismo tiempo que, en lo económico, el gobierno deberá atender varios frentes. Como se anunció hace unas semanas, el FMI a fines de este mes enviará una nueva misión técnica para supervisar al gobierno en relación con el cumplimiento de las metas exigidas. La cuestión sobre el estado de las reservas del Central es el primer elemento a examinar, además de acentuar y acelerar la discusión sobre las reformas estructurales exigidas (laboral, previsional y tributaria).
Con esas exigencias presentes, el gobierno de los libertarios se encuentra con algunos apuros. Según los datos[i] publicados por el Indec, en el mes de mayo, las exportaciones cayeron un 7,4%, mientras que las importaciones crecieron un 29,4%. Un cuadro complicado para lo que el gobierno necesita presentar, ya que este golpe sobre su balanza comercial no ayuda en nada a la recomposición de las reservas.
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En paralelo al pobre ingreso de divisas, el gobierno tiene que hacer frente a nuevos vencimientos de deuda en pesos y en moneda extranjera. Por un lado, Caputo debe responder a los actores que apuestan a la bicicleta financiera. Por el otro, producto de la reestructuración de los servicios de deuda con los bonistas, durante el día de la independencia, Milei se desprenderá de U$S4.400 millones, desangrando una vez más las reservas del Central.
En medio de un contexto de crisis importante, la batería de desregulaciones que se materializan casi todos los días no va en dirección a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sino todo lo contrario.
La modificación realizada en el Banco Central solamente allana el terreno para las transacciones especulativas de los amigos de Caputo. Lejos de las promesas sobre la lluvia de inversiones y con un panorama complicado en lo relacionado con la entrada de divisas —por la caída en las exportaciones y la floja liquidación de la cosecha—, el gobierno entra en un terreno complicado frente a todas las presiones económicas.
Mientras tanto, el cuadro recesivo propuesto por las políticas del gobierno continúa acelerando la paralización del consumo, incrementando el desempleo, congelando los salarios y haciendo disminuir la producción. Si se le permite a Milei continuar con la profundización de estas políticas, el capital financiero, nacional y extranjero, seguirá festejando.
[i] https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_06_253224E7353E.pdf