Luego de ser blanco de ataques por parte del presidente Javier Milei en redes sociales por cuestionar la postura del Gobierno de que la Argentina fue potencia mundial en 1910, la historiadora Camila Perochena envió un nuevo mensaje al mandatario: “Ojo, Presidente, con confundir riqueza con potencia. No es lo mismo”, advirtió.
La explicación de la académica llegó tras un cruce con el director de la Casa de Tucumán, José María Posse, por refutar la idea de que el país estuvo entre los más ricos del mundo a comienzos del siglo XX. Por su postura, fue agredida por el propio Milei, quien la calificó de “patética” y la acusó de tener el cerebro “lleno de parásitos”.
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En una de sus participaciones habituales como columnista del programa Odisea Argentina, conducido por Carlos Pagni en LN+, Perochena reiteró sus argumentos y dijo: “Cuando Milei dice que la Argentina fue una potencia en el Centenario, entre 1880 y 1916, ¿qué está mirando? El PBI per cápita de una serie elaborada por el economista Angus Maddison, que hace un ranking del PBI de distintos países en diferentes momentos de la historia. Lo que se observa es que entre 1900 y 1930 la Argentina ocupaba entre el puesto 7 y el 13”.
Según explicó, Argentina se ubicaba en el puesto 13 en 1913, antes de la Primera Guerra Mundial, con un PBI per cápita de 1.770 dólares, cerca de países como Suecia, Francia y Alemania. Como ejemplo comparativo, señaló que en la actualidad San Marino ocupa el puesto 12, mientras que Luxemburgo lidera el ranking. “Esto quiere decir que el PBI per cápita no es un buen indicador para medir si un país fue una potencia o no, porque depende mucho de la cantidad de habitantes”, analizó.
Aunque a comienzos del siglo XX Argentina tenía un PBI per cápita de 1.770 dólares, la población era de apenas 7.500.000 habitantes, lo que hacía que el tamaño total de la economía fuera menor en comparación con los países que sí eran potencias. Alemania, por ejemplo, tenía un PBI per cápita de 1.907 dólares y una población de 67 millones. Estados Unidos, que lideraba el ranking en 1913, tenía un PBI per cápita de 3.771 dólares y 97 millones de habitantes.
Ante el debate sobre qué significa ser una potencia, la historiadora sostuvo: “En términos de relaciones internacionales, ser una potencia implica poder influir en el orden global y moldear las normas del sistema internacional. La Argentina en ese momento no estaba ni cerca de sentarse en la mesa chica de los países que toman las decisiones centrales”.
Como respaldo a su análisis, citó una carta escrita en 1901 por el expresidente Carlos Pellegrini, a quien Milei destaca por su ideología liberal, en la que expresaba: “Nosotros solo necesitamos tiempo y juicio y tener presente que los Estados Unidos, en 1801, era lo que la República Argentina es en 1901, de manera que, si sabemos manejarnos, el siglo XX será de América del Norte y el siglo XXI de América del Sur”. En ese sentido, Perochena afirmó: “Ni los propios liberales se autopercibían una potencia mundial”.
Además, reconoció que entre 1870 y 1930 hubo un crecimiento económico notable, producto del boom agroexportador y la expansión de ferrocarriles y tierras. Sin embargo, otros indicadores, como la tasa de escolaridad, mostraban índices por debajo de los países más desarrollados.
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“Teníamos una tasa de escolaridad primaria de 600 escolares cada 1.000 niños. En otros países era de 935 cada 1.000. Estábamos en el puesto 11 de PBI, pero en el 19 en escolaridad. Sí, era superior a la tasa latinoamericana, pero no estaba al nivel de las potencias mundiales”, ejemplificó.
Para concluir, reflexionó: “La Argentina era rica, pero no un país moderno ni desarrollado. En distintos aspectos, es difícil sostener que era una potencia mundial. Ojo, Presidente, con confundir riqueza con potencia. No es lo mismo”.
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