lunes, julio 21, 2025

El ex futbolista inglés Paul Gascoigne fue encontrado inconsciente y debió ser hospitalizado

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La noticia sacudió al mundo del fútbol británico como una alarma que cada tanto vuelve sonar. Paul Gascoigne, una de las figuras más talentosas y contradictorias que dio Inglaterra en su historia futbolística de las últimas décadas, fue encontrado inconsciente en su casa y debió ser trasladado de urgencia a un hospital.

Fue un amigo cercano quien lo halló tirado en el suelo, en un estado de salud alarmante. Ocurrió en la vivienda que Gazza alquila en el condado de Dorset, al sur de Inglaterra. Sin perder tiempo, un allegado llamó al 999, el número de emergencias, y pidió ayuda médica inmediata. A los pocos minutos, una ambulancia llegó al lugar y se llevó al exfutbolista.

El episodio activó todas las preocupaciones. No solo por lo delicado de la situación puntual, sino por el temido contexto que rodea desde hace décadas al exmediocampista del Tottenham, Lazio y la selección inglesa: una lucha cuerpo a cuerpo contra las adicciones que, como el mismo Gascoigne reconoció en reiteradas ocasiones, lo tuvo más de una vez al borde del abismo.

Gascoigne, una gloria del fútbol inglés

Según consignó el diario inglés The Sun, la ambulancia lo trasladó al hospital de Poole, donde quedó internado para recibir tratamiento y ser evaluado. Las primeras informaciones indicaban que Gascoigne, de 57 años, permanecía bajo supervisión médica, sin riesgo inmediato de vida. Ese tabloide fue el primero en dar la noticia, y más tarde voceros cercanos a la familia intentaron llevar algo de calma: “Está fuera de peligro, pero fue un susto muy grande”.

La imagen vuelve a repetirse con dolorosa frecuencia. Gascoigne, que supo deslumbrar al mundo con su talento en los años ’90, protagonizó en las últimas dos décadas un verdadero calvario público, marcado por el alcoholismo, la depresión, episodios de violencia doméstica, cirugías por sobredosis y tratamientos de rehabilitación fallidos. Su historia, más allá de lo deportivo, se convirtió en un triste ejemplo de las consecuencias que puede tener el éxito después del retiro.

En más de una oportunidad, su vida pendió de un hilo. En 2013, debió ser internado de urgencia en Estados Unidos, con un cuadro de abstinencia grave. Un año después, fue encontrado borracho y descompuesto en la puerta de un hotel de Londres. En 2016, sus fotos en ropa interior y con una botella en la mano circularon por todos los medios del Reino Unido. Incluso en 2020, admitió públicamente que se había sometido a un tratamiento con implantes en el abdomen para inhibir el deseo de beber.

En 2020 Paul Gascoigne explicó que su nueva adicción a los tatuajes lo mantenía alejado del alcoholInstagram

Pero esta vez fue diferente. La soledad del episodio, el hecho de que haya sido encontrado por un amigo en un estado semiinconsciente y sin capacidad de reacción, generó temor en su círculo íntimo y en la opinión pública. La pregunta, tan dramática como inevitable, volvió a resonar en redes sociales y programas de debate: ¿cuánto más podrá resistir?

Paul Gascoigne no es cualquier exjugador. Es uno de los talentos más grandes que tuvo la selección de Inglaterra. Brilló en el Newcastle, se consagró en el Tottenham, fue figura en la Lazio y marcó a fuego una generación con su fútbol creativo, irreverente, emocional. Pero sobre todo, su lugar en el imaginario colectivo está asociado al Mundial de Italia 1990, cuando lloró desconsoladamente en la semifinal ante Alemania, sabiendo que una tarjeta amarilla lo dejaba afuera de una eventual final. Esas lágrimas lo convirtieron en ídolo.

Las dos caras de Gascoigne: ídolo en el Mundial de Italia 1990 y cuando fue hallado en estado de ebriedad y solo cubierto con una bata en un taxi

Gascoigne fue también protagonista de escándalos, decisiones temerarias y desbordes mediáticos. Su carácter indomable, dentro y fuera de la cancha, lo convirtió en una figura tan atrapante como inestable. En sus memorias, tituladas Being Gazza: Tackling My Demons, el propio Paul confesó que desde muy joven sintió que algo no encajaba dentro suyo. “La fama me golpeó como un tren sin frenos. No estaba preparado para ser un ídolo. Quería jugar al fútbol, no ser Paul Gascoigne”, escribió.

Esa poder para separar al deportista del personaje fue el principio de una caída sostenida, que ni el cariño popular ni los intentos de rehabilitación pudieron revertir del todo. Con el tiempo, Gascoigne pasó de ser el jugador que emocionaba a Inglaterra a convertirse en un símbolo de la debacle, una figura trágica cuya vida expone los vacíos del sistema deportivo y la falta de contención emocional después del retiro.

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