Embajador Wenceslao Bunge Saravia.
José de San Martín libró una lucha sin cuartel por la Independencia de América, combatiendo las diferentes oleadas militares que el rey Fernando VII, el último y el primero de los Borbón antes y luego de la invasión napoleónica de España, envió a esta parte del continente para sofocar la rebelión.
Pertenecía a la misma dinastía que hoy sigue gobernando el territorio español, con Felipe VI al frente la casa real que desde finales del siglo XVIII y hasta bien entrado el XIX era odiada por todo americano que se precie, considerando los aberrantes crímenes cometidos contra los nativos criollos que terminaron acabando militar y políticamente con la dependencia, a costa de miles de vidas.
Sin embargo, aquella lucha emancipadora y aquellos sacrificios en vidas y bienes parecen no significar nada para el embajador Wenceslao Bunge Saravia, el empresario agrofinanciero, de estrechos vínculos con Monsanto, nombrado por Javier Milei representante argentino ante el reino de España.
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Wenceslao Bunge Saravia al presentar sus credenciales como embajador.
Hijo de Wenceslao Bunge, vocero del alguna vez todopoderoso Alfredo Yabrán, trabajó en Credit Suisse, donde fue CEO de la filial española, y luego se desempeñó en JLL, una empresa global de servicios inmobiliarios. Pero nada importó que careciera de toda experiencia diplomática.
Y por estas horas despertó bastante más que indignación al exclamar «¡Viva el rey!» durante el acto oficial que se desarrolló en territorio español por el 175° aniversario del fallecimiento del general San Martín.
El polémico episodio ocurrió en Cádiz, desde donde el Padre de la Patria emprendió el regreso a América y donde el embajador fue el orador principal tras ofrecer una ofrenda floral junto al alcalde local, Bruno García de León, ante el monumento que en esa ciudad recuerda a San Martín.
El exabrupto del diplomático que, por cierto, tiene ciudadanía española, se produjo en un contexto de máxima solemnidad patriótica, lo que acentuó la sorpresa y el malestar entre los argentinos presentes: más de uno no daba crédito a sus oídos.
«¡Seamos libres, que lo demás no importa nada!», citó el embajador libertario, quien envalentonado lanzó lo que pareció un grito de guerra antiamericano, repetido una y otra vez por el invasor durante las luchas por la independencia: «¡Viva el rey!»
La cuenta oficial en redes sociales de la Embajada argentina en España destacó en su publicación el discurso del embajador sobre los lazos históricos y la frase de San Martín, pero no hizo ninguna referencia a la proclama que generó el escándalo.
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