jueves, agosto 21, 2025

Historia secreta de cómo Javier Milei se convirtió en un vetador serial

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Javier Milei lleva ya seis vetos en lo que va de Gobierno y se encamina a romper nuevos récords. Con lo que vetó hasta ahora ya superó a dos antecesores como Cristina Kirchner (tres vetos totales en sus dos presidencias) y Mauricio Macri (cinco), aunque aún está lejos de su admirado Carlos Menem, quien acumuló 51 en diez años de poder, es decir, cinco por año. El líder libertario, que tiene una minoría alarmante en la actual composición del Congreso, bochó las leyes de financiamiento universitario, reforma de la fórmula de actualización de las jubilaciones y emergencia en Bahía Blanca en su primera tanda de vetos, antes de los tres últimos que sumó en estas semanas y que la Cámara de Diputados acaba de voltearle en parte: la emergencia en discapacidad deberá ser rechazada también por el Senado. Cada uno de esos vetos le valió marchas multitudinarias como la de los estudiantes o los jubilados, pero el Presidente está emperrado en ponerle un freno a quienes llama “degenerados fiscales”. Los acusa de querer romperle su bendito “déficit cero”.

Detrás de esa épica batalla, sin embargo, hay una historia poco conocida. ¿Cómo fue que Milei se transformó en el vetador serial que pareciera que recién está tomando impulso? La fecha clave es el 30 de septiembre de 2024. Ese día llegó al país un visitante ilustre, el presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien pocos meses antes había sido reelecto con el 70 por ciento de los votos. El libertario lo recibió con los brazos abiertos y se sacaron fotos en el balcón de la Casa Rosada. Era uno de sus ídolos. Conocido por su mano dura -una de las banderas que también enarbola Milei- pero además por otro pequeño detalle que no pasó desapercibido para el anfitrión: gobernaba a veto limpio. En sus primeros dos años de gestión, por ejemplo, había llegado a casi 60 leyes rechazadas. Después, la oposición casi que dejó de contar. Y luego de su contundente reelección, Bukele ya no necesita vetar. Maneja el Congreso.

En el encuentro con Milei, el argentino se interesó por esa faceta de su gobierno. El salvadoreño preguntó cómo hacía para imponer su agenda en el Parlamento con tan pocos legisladores propios. Se negocia, explicó Milei, con Mauricio Macri y otros aliados de turno. Pero, ¿y cuando esos aliados no quieren acompañar?

Ahí, al lado suyo, estaba la solución al problema: la fórmula Bukele.

“A mí me funcionó”, le dijo, palabras más, palabras menos, el visitante a Milei.

Al anfitrión le brillaban los ojos.

¿Cuántos vetos llevaba Milei hasta entonces? Uno solo, el de la fórmula de actualización de las jubilaciones. Pero, desde ese día, no pudo parar más.

En alguna de sus acaloradas alocuciones incluso amenazó a la oposición: “Bukele gobernó a puro veto, es lo que voy a hacer yo”.

Y tras la última tanda de leyes aprobadas, el 10 de julio, anunció que les bajaría el pulgar otra vez: “Vamos a vetar. Y si aún se diera la circunstancia, que no creo, pero si se diera que el veto se cae, lo vamos a judicializar”.

Milei pretende seguir gobernando de espaldas al Congreso. Tuvo al mejor de los maestros.

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