La administración del presidente Donald Trump ha ordenado el despliegue de nuevas unidades navales en el sur del Caribe como parte de una intensificación de su estrategia contra los cárteles de drogas latinoamericanos, que han sido calificados por Washington como »organizaciones narco-terroristas».
Entre las embarcaciones enviadas, destaca el USS Lake Erie, un crucero guiado por misiles, que llegará a la región a principios de la próxima semana, según informaron fuentes oficiales bajo condición de anonimato.
El USS Lake Erie es una nave de guerra de alto perfil, equipada con sistemas avanzados de combate y misiles guiados, lo que refuerza el carácter ofensivo y disuasorio del despliegue.
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La decisión de movilizar este tipo de buque refleja la creciente preocupación del gobierno de Trump por una amenaza directa a la seguridad nacional proveniente de redes criminales transnacionales que operan en el Caribe y América del Sur, específicamente Venezuela.
Junto al Lake Erie, también se desplegará el USS Newport News, un submarino de ataque rápido propulsado por energía nuclear, lo que añade una dimensión estratégica submarina a la operación.
Aunque no se han dado detalles específicos sobre las misiones asignadas, fuentes vinculadas al Pentágono indicaron que el objetivo general es combatir redes de narcotráfico que se encuentran implicadas en operaciones de tráfico de drogas, armas e inmigrantes ilegales hacia los Estados Unidos.
Este nuevo despliegue se suma al de un escuadrón anfibio enviado la semana pasada, compuesto por los buques USS San Antonio, USS Iwo Jima y USS Fort Lauderdale, los cuales están posicionados cerca de la costa de Venezuela. Estas naves transportan aproximadamente 4.500 militares estadounidenses, incluidos 2.200 Marines, preparados para ejecutar misiones en tierra si fuera necesario.
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El despliegue naval en la región forma parte de la política de seguridad nacional impulsada por Trump, que ha priorizado el combate contra el narcotráfico como una herramienta para reducir los flujos migratorios ilegales y proteger la frontera sur de Estados Unidos.
La Casa Blanca considera acertadamente que el crimen organizado en América Latina no solo representa una amenaza regional, sino también una fuente de desestabilización interna para el país.
Aunque el gobierno no ha detallado si las operaciones tendrán un componente de intervención directa, la presencia de buques como el USS Lake Erie, dotado con capacidades para misiones de interceptación, vigilancia, defensa aérea y ataque de precisión, sugiere que la administración está dispuesta a usar fuerza militar como medida preventiva y de disuasión.
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